En la mesa de Navidad hay platillos que se sienten especiales desde que llegan al centro, y el Wellington es uno de ellos. Esta versión con salmón se ha convertido en una favorita de diciembre porque es elegante, festiva y más ligera que las versiones tradicionales, sin perder ese efecto “wow” que todos esperan al momento de servir.
El salmón encaja perfecto con el espíritu navideño: es un ingrediente que se asocia con celebración, reuniones largas y platillos que se comparten. Envuelto en hojaldre dorado, acompañado de una capa aromática de champiñones y hierbas, se transforma en un plato que todo mundo quiere probar y que rara vez deja sobras.
Además, es una excelente opción para quienes buscan variar el menú de Navidad sin romper con la tradición de un platillo central espectacular. Funciona igual de bien en una cena formal que en una comida familiar, y se lleva de maravilla con guarniciones clásicas de temporada.


