La imagen de miles de simpatizantes celebrando en Santiago contrastó con el desconcierto que se instaló en amplios sectores sociales.La imagen de miles de simpatizantes celebrando en Santiago contrastó con el desconcierto que se instaló en amplios sectores sociales.

La izquierda chilena “Kastigada”

La noche del 14 de diciembre marcó un quiebre histórico en la política chilena. Con el 58% de los votos frente al 41% de la candidata de izquierda Jeannette Jara, el ultraderechista José Antonio Kast se convirtió en presidente electo, sellando el mayor giro a la derecha desde el retorno a la democracia hace 35 años. La imagen de miles de simpatizantes celebrando en Santiago contrastó con el desconcierto que se instaló en amplios sectores sociales: no solo cayó derrotado el gobierno de Gabriel Boric, quedaron en entredicho muchos de los avances sociales y de inclusión conquistados en los últimos años.

El resultado no se explica solo por la habilidad comunicacional de Kast ni por la contundencia de su mensaje de “gobierno de emergencia”. Detrás de su triunfo se encuentra el balance contradictorio del gobierno de Boric, que llegó con la promesa de “reformar Chile hasta los cimientos” y erigir la “tumba del neoliberalismo”, pero que terminó con el freno de mano puesto, atrapado entre el bloqueo parlamentario, la inexperiencia inicial de su coalición y un entorno económico y social hostil. Ese desajuste entre épica fundacional y pragmatismo forzado pavimentó el camino al ascenso de la ultraderecha.

Boric asumió en marzo de 2022, con un 55% en segunda vuelta, el respaldo popular más alto desde el retorno a la democracia, hito que ahora consigue Kast. El gobierno de Boric encarnaba el desenlace político de las protestas de 2019: un reclamo masivo contra la desigualdad, las pensiones miserables, los abusos del mercado y una élite política percibida como distante. En campaña, prometió transformar el modelo, abrir un nuevo ciclo constitucional y consagrar un Estado social de derechos. Ya en el poder, el Frente Amplio chocó con la dureza de la institucionalidad chilena: burocracia compleja, ciclos presupuestarios rígidos, falta de cuadros técnicos y, sobre todo, una posición de minoría en el Congreso que obligó a negociar cada reforma como si fuera la última.

La necesidad de construir “mayorías circunstanciales” con sectores de oposición diluyó el programa original y vació de contenido la promesa de cambio profundo. El mandato terminó replegado a una lógica más modesta: reformar lo que se pueda, cuando se pueda. Su moderación no fue inocua. Boric fue visto por parte de su propia base como un presidente demasiado dispuesto a ceder, demasiado preocupado por la “responsabilidad fiscal” y demasiado lento para materializar los cambios estructurales prometidos.

Al mismo tiempo, los miedos sociales alrededor del creciente crimen y la migración se multiplicaron entre la población. La percepción de inseguridad se disparó en el país a un ritmo mucho más acelerado que la inseguridad real, incentivada con el aumento de la inmigración desde Perú y Venezuela y la consolidación de discursos xenofóbicos. Crimen y migración fueron determinantes en esta elección. El mismo Kast adelantaba en campaña que “todos los chilenos elegirían a Bukele” si se presentara a las elecciones.

En el sistema de partidos chileno, la alternancia ha sido la regla. La última vez que el presidente electo y el presidente en funciones coincidieron en signo político fue en 2006. Desde entonces los electores chilenos han sido promiscuos y derecha e izquierda se han ido sucediendo. En cualquier caso, el resultado electoral supone un claro castigo a la izquierda chilena, incapaz de gestionar el fervor popular y traducirlo en un proceso constituyente transformador y, al mismo tiempo, sensato y ordenado. El rotundo rechazo a la nueva constitución en los referéndums de 2022 y 2023 anticipaba el descontento que ahora pone a un defensor de Pinochet en La Moneda.

Existe incertidumbre sobre el tipo de gobierno que liderará Kast. Moderó su discurso desde sus derrotas electorales de 2017 y 2021 (esta última contra el propio Boric). En esta campaña electoral, especialmente de cara a la segunda vuelta, evitó referencias a la dictadura militar o a la prohibición del aborto y los anticonceptivos, temas en los que anteriormente había ahondado sin complejos. Los analistas políticos chilenos debaten si Kast se acercará más a Trump —en su veta anti-institucional— o a Meloni —quien ha demostrado un mayor pragmatismo y voluntad de diálogo a lo largo del espectro ideológico.

Lo cierto es que las ultraderechas en el mundo celebran. Y las izquierdas ponen sus barbas a remojar. En su llamada de felicitación, Boric le advierte a Kast que “va a conocer también, en algún momento, lo que significa la soledad del poder”. Reflexión reveladora sobre el aislamiento político en su coalición de gobierno. Tras felicitar a Kast y calificar como democrático el resultado, la presidenta Sheinbaum señaló que en México la ultraderecha no triunfará porque su gobierno tiene el apoyo popular porque da resultados y el movimiento progresista está unido. Lo primero es indudable; lo segundo está por verse…

Lectura sugerida: “Formas de volver a casa” de Alejandro Zambra (Anagrama).

Gracias, LGCH.

Oportunidad de mercado
Logo de Lagrange
Precio de Lagrange(LA)
$0.30755
$0.30755$0.30755
-0.16%
USD
Gráfico de precios en vivo de Lagrange (LA)
Aviso legal: Los artículos republicados en este sitio provienen de plataformas públicas y se ofrecen únicamente con fines informativos. No reflejan necesariamente la opinión de MEXC. Todos los derechos pertenecen a los autores originales. Si consideras que algún contenido infringe derechos de terceros, comunícate a la dirección service@support.mexc.com para solicitar su eliminación. MEXC no garantiza la exactitud, la integridad ni la actualidad del contenido y no se responsabiliza por acciones tomadas en función de la información proporcionada. El contenido no constituye asesoría financiera, legal ni profesional, ni debe interpretarse como recomendación o respaldo por parte de MEXC.