A medida que el domingo por la noche se hacía evidente la magnitud de la victoria del ultraconservador José Antonio Kast en la elección presidencial de Chile, el presidente argentino Javier Milei publicó en X un mapa de América del Sur con la mitad superior coloreada de rojo y la inferior de azul conservador.
“LA IZQUIERDA RETROCEDE, LA LIBERTAD AVANZA”, escribió Milei, seguido de las iniciales de su eslogan característico: “Viva la libertad, carajo”.
Menos de dos semanas después de que Trump publicara su estrategia de seguridad nacional, que coloca al hemisferio occidental en la cima de las prioridades de Estados Unidos, el triunfo de Kast suma otro presidente latinoamericano a una columna creciente de líderes afines en la región.
La victoria aplastante de Kast, por 58% a 42% frente a su rival comunista Jeannette Jara, se suma al triunfo del centroderechista Rodrigo Paz en Bolivia, a la victoria de Milei en las legislativas de medio término en octubre y al sólido desempeño del candidato respaldado por Trump, Nasry Asfura, en la disputada elección presidencial de Honduras. Ecuador, Paraguay y El Salvador ya cuentan con presidentes conservadores.
“Kast se va a sumar al grupo”, afirmó Michael Shifter, experto en América Latina del think tank Inter-American Dialogue, con sede en Washington. “La administración Trump va a anotar esto como: ‘Ganó uno de los nuestros’”.
Estados Unidos fue rápido en felicitar a Kast. El secretario de Estado, Marco Rubio, dijo que Washington trabajaría con él “para fortalecer la seguridad regional y revitalizar nuestra relación comercial”.
La declaración aludió a dos prioridades clave de Estados Unidos en lo que Washington solía llamar su “patio trasero”: combatir el crimen organizado y asegurar el suministro de minerales críticos —como el litio para baterías— frente a la competencia de China. Esto es especialmente relevante en Chile, el mayor productor mundial de cobre y el segundo mayor productor de litio.
Sin embargo, aunque la campaña de Kast este año reflejó la de Trump en su énfasis en frenar la migración irregular y combatir el crimen violento, es probable que el presidente electo chileno adopte una postura más cautelosa en materia comercial, consciente de que China es su principal mercado de exportación.
“Kast entiende que Chile es un aliado importante de Estados Unidos”, dijo Patricio Navia, experto en América Latina de la Universidad de Nueva York. “Pero también entiende que China es nuestro principal socio comercial. Así que estaremos con Estados Unidos en todo, pero sin convertir a China en un enemigo”.
Al igual que Trump, Kast desciende de inmigrantes alemanes y su campaña ofreció soluciones de corte trumpista. El presidente electo chileno propuso cerrar la frontera norte con Perú y Bolivia mediante zanjas y vallas, vigilarla con drones y expulsar a los migrantes que hayan ingresado de manera irregular. “Chile volverá a ser libre del delito, libre de la angustia, libre del miedo”, dijo Kast en su discurso de victoria.
Aunque es un conservador tradicional en el estilo, y el domingo por la noche pronunció un discurso de victoria marcadamente conciliador y poco trumpista, Kast forma parte de una red de aliados políticos en América Latina construida durante la última década por figuras cercanas a Trump, como su exestratega Steve Bannon.
Kast apareció junto a Milei y Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente brasileño Jair Bolsonaro, en la conferencia conservadora CPAC celebrada en Brasil en 2022, patrocinada por Jason Miller, exasesor de Trump. En un guiño al estilo de vestir de Trump, Kast lució una corbata roja con camisa blanca y traje oscuro.
Bannon se mostró exultante el lunes y sostuvo que la victoria de Kast debe interpretarse en el marco de la estrategia más amplia de Trump para reforzar la defensa hemisférica y reafirmar la Doctrina Monroe del siglo XIX, según la cual la región debe ser una zona de influencia estadounidense libre de potencias extranjeras.
“Es defensa hemisférica, Doctrina Monroe 2.0”, dijo Bannon al Financial Times. “Se trata claramente de tener una presencia dominante en América Latina con socios que sean equivalentes Maga para hacer que sus propios países vuelvan a ser grandes. No creo que pudiera haber habido un resultado mejor”.
No obstante, durante la campaña Kast minimizó las referencias a las guerras culturales que le habían costado apoyo cuando se postuló en 2021, y prefirió enfatizar el crimen y la migración, que las encuestas señalaban como las principales preocupaciones de los votantes. Su equipo lo comparó con Giorgia Meloni, la primera ministra de Italia, aliada de Trump pero con un perfil pragmático en el ejercicio del poder.
Aun así, Bannon afirmó que el éxito de Kast con un mensaje duro sobre la migración irregular tiene una relevancia que va mucho más allá de América Latina.
“Chile realmente envía un mensaje global”, sostuvo. “Los ciudadanos quieren seguridad… y quieren un entorno seguro para sus familias… y no van a tolerar gobiernos dispuestos a ser indulgentes, ya sea que los llamen invasores extranjeros, migrantes o como sea”.
Carlos Malamud, experto en América Latina del Real Instituto Elcano de Madrid, señaló que existen otros factores importantes, además del crimen y la migración, detrás del giro a la derecha en la región. Entre ellos mencionó un “profundo descontento de los votantes con la situación actual y la demanda de respuestas rápidas y sencillas, incluso si tienen un alto costo”.
Con pocas excepciones, añadió, la tendencia general es “expulsar a los oficialismos”.
La próxima prueba del apetito de los votantes latinoamericanos por candidatos al estilo Trump llegará en febrero en Costa Rica, donde Laura Fernández, una candidata de línea dura en materia de orden público elegida por el presidente Rodrigo Chaves, aparece bien posicionada en las encuestas.
Más determinantes serán las elecciones que se avecinan en Perú, en abril, y en Colombia, en mayo, donde los resultados son menos previsibles. Pero la prueba más importante del supuesto giro a la derecha de la región será Brasil, con elecciones en octubre. El presidente en funciones, Luiz Inácio Lula da Silva, parte como favorito, pese a su avanzada edad de 80 años.
En Colombia, advirtió Shifter, los intentos de Trump por inclinar el resultado a favor de candidatos conservadores, manteniendo ataques contra el presidente de izquierda Gustavo Petro, podrían resultar contraproducentes.
“Si Trump quiere que esta racha de victorias en América Latina continúe, lo más aconsejable sería que ignore a Petro”, concluyó.


