A los jóvenes nacidos entre 1995 y 2010, identificados como Generación Z, se les suele asociar con atributos que definen el cambio de época: son nativos digitales, destacan por ser creativos, son más empáticos y comprometidos con causas sociales y medioambientales que las generaciones precedentes, son más sensibles a las injusticias, poseen más habilidades de adaptación y se les tacha de no tener capacidad de asumir compromisos de largo plazo o de ser hipersensibles a la crítica o a la exigencia laboral.
En 2025, en México, son 33.4 millones de jóvenes que ahora tienen entre 15 y 29 años de edad, 16.8 millones hombres (50.4%) y 16.6 millones mujeres (49.6%).
La realidad laboral y educativa de la mayoría de estos jóvenes está marcada por la pobreza, la exclusión, trabajos informales y rezago educativo.
La Alianza Jóvenes con Trabajo Digno elaboró un estudio, a partir de datos oficiales publicados por el Inegi y el Consejo Nacional de Población, que retrata la frágil realidad en que vive la también llamada ‘Generación de Cristal’.
Algunos de los datos más relevantes, solamente en los ámbitos laboral y educativo, revelan que son una generación que ha crecido en la adversidad.
Del universo arriba descrito, 11 millones de estos jóvenes padecen pobreza por ingresos y más de 10 millones tienen trabajos precarios, lo que equivale a más de una tercera parte o 32%, mientras que 49% del grupo de entre 16 y 21 años ya abandonaron la escuela.
Actualmente hay 15.4 millones de personas jóvenes entre 15 y 29 años de edad que trabajan. De ellas, al menos 9.3 millones carecen de salario suficiente para superar el umbral de pobreza. Su ingreso no cubre el costo de 2 canastas básicas. Son el 60% de jóvenes que trabajan y el 70% que trabajan y reportan su ingreso.
También hay 9.4 millones que trabajan y carecen de acceso a la salud y demás protecciones de la seguridad social. Tienen trabajos informales. Son el 61% de la población joven ocupada.
Además, hay 7.4 millones de personas jóvenes excluidas del trabajo; de ellas, casi tres cuartas partes son mujeres: 5.4 millones (73%), y más de 10 millones tienen trabajos precarios.
En el desempleo completo se encuentran 3 millones de jóvenes que buscan trabajo o que están totalmente disponibles para trabajar, aunque no buscaron trabajo la semana anterior a la encuesta del Inegi.
A esa cifra se suman 3.8 millones de personas jóvenes, 91% de las cuales son mujeres, excluidas en razón de que no están disponibles, pues realizan labores domésticas de cuidado del hogar, sin remuneración. Además, hay 664 mil sin trabajo por incapacidad permanente u otras razones.
Del total de quienes trabajan, sólo 3.4 millones, menos de la cuarta parte, lo hacen en negocios grandes o medianos y en el gobierno (23%). Dos terceras partes trabajan en unidades económicas micro, pequeñas o en el ámbito agropecuario (67%). Y 6.1 millones trabajan en unidades micro: 2.7 sin establecimiento (puestos callejeros y ambulantaje) y 3.3 millones con establecimiento.
Por su condición socioeconómica, 11 millones de jóvenes de 15 a 29 años de edad, viven en condición de pobreza por ingresos económicos.
El estudio señala que la generalización más frecuente es identificar a la Generación Z con la población estudiantil. Si bien esa es la situación ideal, a partir de los 15 años de edad hay una tendencia creciente de abandono escolar.
Entre jóvenes que están en edad de estudiar el bachillerato y la educación superior, de 16 a 21 años, la mitad ya no sigue en la escuela (49%). Más de la cuarta parte de jóvenes entre 15 y 29 años (27%), 8.2 millones, presentan rezago educativo.
Del grupo de los nacidos en 1997, que hoy tienen 28 años, de cada 100 niñas y niños que ingresaron a la primaria en el ciclo 2003–04, la concluyeron 94. Luego, 90 ingresaron a la secundaria y pero sólo la terminaron 76. La caída de la cifra al concluir el bachillerato es más pronunciada, de los 76 que pasaron de la secundaria a la Educación Media Superior, sólo 53 la terminaron. De estos, sólo 38 ingresaron a educación superior y únicamente 27 egresaron. Casi tres cuartas partes carecen de estudios superiores. En esta cohorte, 47 de cada 100 no tienen bachillerato completo.
Del grupo de los nacidos en 2001, que hoy tienen 24 años, de cada 100 niñas y niños que ingresaron a primaria en 2007, 96 la concluyeron, 93 ingresaron a secundaria y 82 la concluyeron. El bachillerato sólo 58 lo concluyeron, 49 ingresaron a estudios superiores y sólo 32 los concluyeron. Más de dos terceras partes de personas jóvenes carecen de estudios superiores completos. En esta cohorte, al menos 4 de cada 10 carecen de bachillerato terminado.
El abandono escolar afecta en mucho mayor medida a adolescentes y jóvenes de los hogares de menor ingreso. Mientras que 91% de jóvenes de 15–17 años de los hogares de mayor ingreso siguen en la escuela, sólo el 56% de los hogares de menor ingreso continúan. Es una brecha de 35 puntos porcentuales, que se vuelve un abismo en la edad en que se cursan los estudios universitarios: sólo el 17% de jóvenes 18–22 años de los hogares de menor ingreso se mantienen estudiando.
La Alianza Jóvenes con Trabajo Digno, una red de organizaciones especialistas en juventud, impulsa un conjunto de acciones viables y efectivas que permitan revertir las barreras estructurales que enfrentan millones de jóvenes en México.
francisco.deanda@eleconomista.mx



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