No tener ganas de festejar el cumpleaños, ni de rodearse de gente, es mucho más común de lo que se cree. Aunque socialmente la fecha se asocia a torta, brindis y exposición en redes, muchas personas prefieren pasar el día en silencio y sin planes. Desde la psicología, esa elección puede estar vinculada a cómo cada uno procesa sus emociones, el paso del tiempo, la propia imagen y el peso de las expectativas externas.
La psicóloga clínica Jamie Zuckerman, especialista en ansiedad y salud emocional, habla del llamado ‘birthday blues’: una mezcla de incomodidad, ansiedad o sensibilidad que aparece alrededor de la celebración. En ese contexto, elegir estar solo funciona como una forma de bajar el ruido, reducir estímulos y proteger el equilibrio emocional frente a la presión de “tener que celebrar” y mostrarse feliz sí o sí.
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El cumpleaños también suele activar una especie de balance interno: qué pasó en el último año, qué cambió, qué metas se cumplieron y cuáles siguen pendientes. La psicóloga y divulgadora Susan Cain, autora de Quiet y referente en estudios sobre introversión, recuerda que las personas más introspectivas necesitan espacios de calma para procesar momentos significativos. En ellas, pasar el día en soledad no es rechazo social, sino una forma natural de recargar energía.
Hay además un componente de autocuidado emocional. Quienes arrastran recuerdos de cumpleaños conflictivos, decepcionantes o muy cargados a nivel afectivo, muchas veces prefieren atravesar la fecha a solas para evitar nuevas frustraciones o tensiones con el entorno. No siempre se trata de tristeza, puede ser una decisión consciente para vivir el día de un modo más personal, controlado y menos expuesto.
Detrás de la preferencia por estar solo pueden aparecer varios motivos que se combinan, algunos de las razones son:
Fiesta de cumpleaños. FOTO:ISTOCK
Para muchas personas, el cumpleaños no se vive como una fiesta, sino como una pausa. Es una fecha que invita a bajar el ritmo, mirar hacia adentro y revisar el propio rumbo. Este modo de transitar el día es más frecuente en personas reflexivas o con alta sensibilidad emocional, que suelen sentirse mejor en contextos tranquilos que en reuniones multitudinarias.
Desde la psicología se aclara que preferir estar solo en el cumpleaños no es, en sí mismo, un signo de problema psicológico. Es una forma personal de atravesar una fecha cargada de simbolismo. Lo que para algunos es sinónimo de celebración, para otros es sinónimo de introspección. Y ambas maneras de vivirlo son igual de válidas, siempre que respondan a lo que la persona realmente necesita.
Para cada uno el cumpleaños sigue siendo una experiencia íntima, más allá de cómo se muestre hacia afuera. Por eso, elegir pasar el día en soledad puede ser una decisión sana y coherente con las propias emociones de cada quien.
La clave, según los especialistas, está en respetar cómo cada uno elige vivir estas fechas: habrá quienes quieran fiesta, quienes prefieran un plan más pequeño y quienes se sientan mejor con un día tranquilo y en silencio. Todas son grandes formas de marcar el paso del tiempo y rendir homenaje a un año más en la vida de cada quien.

